CÓMO SE DESVISTE UNA CIUDAD

(I)

 

 

 

 

 

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 José María Calatrava Peinado

 

Si hubo algún siglo en el que a Plasencia se la desvistió, ese siglo fue el XIX. Todo se inició en el Congreso de los Diputados, en su sesión del 9 de octubre de 1821, cuando acordó que capitalidad de la Alta Extremadura se ubicara en Cáceres. Hubo dos diputados defensores de Plasencia, como fueron Manuel Echeverría Domenech y Benito Lobato y Caballero, diputados por Canarias y León, y hubo  opositores a la capitalidad, como el emeritense José María Calatrava. No obstante, ante tal hecho, el regidor placentino, Agustín Gómez Blasco con el respaldo de la corporación municipal, tras enterarse de la burda maniobra por el periódico Universal el 29 de marzo de ese mismo año, presentó una moción que fue desoída.

 

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 Juan Álvarez Guerra

 

Paradójicamente, en esta misma sesión del 9 de también se trató la capitalidad de la Extremadura Baja, pedida para Mérida por el diputado José María Calatrava, pero el voto particular del segedano Juan Álvarez Guerra determinó que fuese Badajoz y, además Juan Álvarez  Guerra fue nombrado jefe Político de la nueva provincia de Cáceres. La Historia siempre se repite. Toda una jugada maestra llena de falsedades y sectarismo, como, por ejemplo la defensa de Calatrava al esgrimir una realidad que en nada se ajustaba a ese tiempo: todos los pueblos del partido de Plasencia no equivalen a la mitad de los que componen el partido de Cáceres, ni por su riqueza, ni por su población… o más allá, siempre he tenido a Cáceres por pueblo más rico, más abundante y fértil que Plasencia, y con disposiciones más felices para ser capital de provincia.  Con ello la idea de centralidad territorial que se le debió dar a Extremadura quedó rota. 

 

Hasta ese momento, Plasencia fue una de las mayores jurisdicciones históricas de lo que hasta ese momento se denominó Alta Extremadura; se le recortó sin motivo alguno su partido judicial en la época de José I al decidirse que los pueblos del Norte de Plasencia y los de la derecha del río Alagón, pertenecientes a los partidos de Alcántara y Plasencia, pasaran a depender de la prefectura (nombre dado por José Bonaparte) de Ciudad Rodrigo; el 60% de los recursos humanos de lo que hoy es la provincia de Cáceres estaban en el área placentina, al norte de río Tajo; era un cruce de caminos importantísimo desde el siglo XIII debido a su tradición mercantil; tenía suficientes edificios para albergar toda la administración provincial que se requería… Una reivindicación que llegó a hasta 1837 cunado se redactó una nueva Constitución, pero en 1840 fue imposible alterar el mapa diseñado por el ministro de Fomento Javier de Burgos, quien volvió a poner en pie el proyecto de 1822 que se aprobó en 1833 por el que España estaba formada por 49 provincias.

 

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 Francisco Javier de Burgos y del Olmo

 

 

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División provincial y regional de España en 1833 hecha por Javier de Burgos

 

Pero a pesar de que Plasencia era cabeza de un obispado con Seminario Conciliar, era la capital de su Regimiento Provincial, y la capital del Crédito Público, de ser la cabeza de Corregimiento y Administración principal del partido, a pesar de todo ello sólo contó que en Cáceres se ubicó la Real Audiencia cuando Extremadura era una unidad territorial y el centro era Cáceres. Así lo defendió el diputado por Extremadura Juan Justo García, quien encontró el apoyo de Calatrava.



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