EL RETABLO DE LAS RELIQUIAS DE LA CATEDRAL DE PLASENCIA


(II)

 



El retablo de las Reliquias se contrató el 9 de febrero de 1746 con el tallista Carlos Simón de Soria, que concibió la obra como una gran tramoya, a modo de portal y como se solía hacer en el teatro, que al subir o bajar ponía al descubierto o impedía ver las estanterías. El mostrar las reliquias se hacía con toda solemnidad el día de Todos los Santos de cada año. Y se hacía conjuntamente con la  el retablo de la Asunción, cuya tradición de mostrar a la Virgen dormida se ha perdido hoy.

 

Esquema Vicente Méndez Hernán

La estructura del retablo está constituida por dos cuerpos, tres calles y el ático. El centro del cuerpo inferior está presidido por un expositor dividido en celdillas donde se guardan reliquias de santos y mártires. Las reliquias aparecen flanqueadas por las imágenes de los santos agustinos Santo Tomás de Villanueva a la izquierda (defensor del alejamiento del demonio por conducirnos a las herejías que de forma velada luchó contra los iluminados) y a la derecha San Fulgencio Agustino, Obispo de Ruspe (fiel seguidor de la doctrina de San Agustín que  luchó contra el arrianismo y del semipelagianismo -nacer sin culpa ni pecado-). En el segundo cuerpo  puede verse en el centro a San Agustín, cuyo prestigio como padre de la Iglesia fue utilizado por la Inquisición y, sobre todo, por la postura antiherética española del siglo xvi. Se le representa pisando las cuatro herejías (el maniqueísmo, el donatismo, el pelagianismo y el arrianismo.); a su izquierda  se sitúa San Nicolás de Tolentino, primer santo de la Orden agustina, y a la derecha está San Juan de Sahagún (quien a los 33 años ingresó en los agustinos dejando la curia burgalesa y su postura siempre fue radical a la hora de cumplir la regla de la Orden). El retablo aparece rematado por el escudo del obispo de Plasencia que costeó su obra, el agustino Fray Plácido Bayle y Padilla.








Todo un repertorio contrarreformista que nos muestra de manera ejemplarizante  de cómo se debía alcanzar la pureza de conciencia a través de las vidas sin tachas de los santos.

Detrás de este retablo existe una portada prácticamente desconocida, la denomina Puerta de San Agustín, aunque debe denominarse de Santiago. Es una de las partes desconocidas y muy poco tratada de la catedral, a excepción del estudio llevado a cabo por Jesús Manuel López martín en «Una portada desconocida de la catedral nueva de Plasencia. La portada del trasaltar del retablo de San Agustín». Nadie la describió y debieron amputarse algunas molduras para asentar el retablo de las Reliquias; un hecho que dejó definitivamente la portada y las escaleras ocultas.  La razón de ello pudo estar en un cambio de función de ese espacio, concebido, posiblemente, como el emplazamiento de la sacristía; tras las posturas encontradas de Francisco de Colonia y Juan de Álava, con toda probabilidad, se desestimó desarrollar esa zona dejándola sin utilidad al reubicar la nueva sacristía justamente enfrente, donde hoy se encuentra.


 


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