ANTONIO GÓMEZ O LA TRANSFORMACIÓN DE LA MATERIA DELEZNABLE EN UN NUEVA REALIDAD
PARTE PRIMERA
Intoxicación
Desde finales de los años sesenta, Antonio Gómez (Cuenca, 1951) es uno de los precursores más significativos en el intento de crear un nuevo género con el poema objeto dentro de los movimientos de vanguardia de esa época en España. Su objetivo desde el primer momento ha sido sacar a la poesía de los excesos dogmáticos a la que a veces los escritores la someten. Para ello su trabajo creativo se ha desarrollado dentro de los límites conceptuales, donde la ironía y el sarcasmo ponen en tela de juicio el uso de este género. La estética y la filosofía se funden en su obra, y a través de objetos cotidianos encuentra puntos inéditos y aspectos ocultos que transforman, como dice Fernando Millán, esas «materias deleznables en una nueva realidad»[1].
Sociedad
Junto a otros poetas se esforzó en crear un lenguaje diferente al usual entre los años 1968 y 1975, en el momento de mayor auge de la poesía experimental española. Su labor tuvo presente desde estos años los antecedentes sobre los que se ha ido cimentando su trabajo: la generación del 27 y la deriva surrealista del Postismo, entre 1945 y 1951, con Eduardo Chicharro Briones, Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi; las estridencias del Introrrealismo, también fundado por Ory en 1951 junto al pintor Darío Suro; EL Postismo de Eduardo Cirlot; o la efervescencia de la década de sesenta con Leopoldo de Luis, la generación de los 50, Campal y ZAJ, por citar algunos.
A ello se han ido sumando otras argumentaciones nacidas en círculos netamente vanguardistas dentro del tardofranquismo en los que él participó directa o indirectamente. Y, por ello, forma parte de toda esa labor llevada a cabo desde distintos puntos de España. Así en 1964 se creó el grupo de vanguardia Problemática 63 con Julio Campal. Hubo una escisión de donde surgieron dos grupos, uno dirigido por Ignacio Gómez de Liaño (Cooperativa de Producción Artística y Artesana) y otro por Fernando Millán (N.O.); además por esas fechas el poeta uruguayo Julio Campal y Fernando Millán publicaron sus primeros versos en revistas como Poesía Española y Llanura, y en la Antología de la joven poesía española. En 1968 fundó el grupo N.O. con los poetas Jokin Díez, Juan Carlos Aberasturi, Enrique Uribe y Jesús García Sánchez. Atalayas desde donde se organizaron conferencias y exposiciones de poesía y escritura de vanguardia, publicándose un conjunto de libros y artículos teóricos que dieron un carácter propio a la vanguardia española, como fue el caso de Parnaso 70 en la Universidad madrileña. Con ello, se abrió una nueva década con Alfonso López Gradolí, Felipe Boso y Carlos de la Rica que tuvo su culminación con los encuentros de Cádiz, Bilbao y Santander.
Problemática 63 y obra de Carlos Pazo
Todos estos poetas experimentales, donde debemos encuadrar a Antonio Gómez, con sus trabajos y publicaciones siempre han destilado el concepto de poesía visual donde se funden dos tipos de lenguaje: el icónico y el verbal, aunque a veces se recurre al lenguaje sonoro, al fonético, al lenguaje matemático… Estos lenguajes se han ido entrecruzando y han formado un metalenguaje, donde ha tenido preferencia al carácter plástico y no el discursivo para crear una zona sin restricciones cuyo fin no es otro que su fácil comprensión.
Así, dentro de esta afán liberador, en 1971, en Lérida, tiene lugar la exposición Poesía concreta, considerada como la primera manifestación pública de la vanguardia poética en Cataluña, con Joan Brossa, Guillem Viladot y Josep Iglesias del Marquet. La poesía tipográfica, que partió de los planteamientos concretos, evolucionó, por una parte, de forman radical hacia una escritura tipográfica/gráfica de síntesis y, por otra parte, hacia una abstracción extrema, típica de los países anglosajones. En este sentido en 1973 nació el Grup de Treball en Barcelona, formado por varios artistas próximos al Arte conceptual norteamericano. Algunos de ellos ya habían participado en actividades de la poesía experimental, y en los años siguientes, sus producciones se aproximarían al poema visual, la poesía sonora, la acción de vocación literaria. Carles Santos, que ya tenía una reconocida carrera como pianista, terminaría siendo el que más se relacionara con la poesía experimental, lo mismo que Carlos Pazos en el terreno de la poesía visual.
[1] MILLÁN NAVÍO, F., «Apunte de Antonio Gómez», en Escritores Radicales, Bubok Publishing, Madrid, 2013.
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