PRIMEROS PASOS HACIA UNA CONFIGURACIÓN URBANA

La primera huella que puede verse en la conquista de Plasencia por Alfonso VIII lo tenemos en el Rincón de la Magdalena. Cuando la ciudad fue fundada por el monarca castellano en 1186, el edificio debía estar en ruina o en proceso de ello. Poco después, quizás a la par que se concede el primer fuero a la ciudad en 1189, se inició un programa constructivo que integraba el antiguo templo y lo ampliaba significativamente. Se trata de una segunda iglesia construida en la Magdalena. En 1197 la ciudad fue tomada por segunda y definitiva vez por Alfonso VIII, acometiéndose la construcción de la muralla con un perímetro superior al del primitivo asentamiento, albergando en esta ocasión el entorno de la Magdalena, antes periurbano. La muralla granítica fue terminada a principios del s. XIII sustituyendo a la empalizada primitiva. Ello supuso amputar la iglesia de la Magdalena para asentarla en esa zona debido al desnivel existente entre la puerta de Coria y el río Jerte.

 

                            Restos de la primitiva construcción de la Magdalena




                      Estado en el que se encontraba antes de su restauración


 


Como constata en la planimetría histórica, hasta el siglo XIX se mantuvo en su integridad la sólida muralla de sillares y mampostería con que la cercó Alfonso VIII en 1197, con sus 68 cubos conservados a lo largo de su perímetro, un recinto rectangular oblongo con una extensión de 24 hectáreas cuya estructura no sufrirá cambios sustanciales a lo largo de los siglos XV y XVI.

 



Plasencia, que había nacido con una estructura bien organizada y un Fuero que aseguraba la vida que allí se debía desarrollar, jugó un papel decisivo en el proceso repoblador del territorio. La monarquía estableció en su recinto mercados, ferias, peajes… como si se tratara de una pequeña república que debía controlar un amplio territorio. Indudablemente, ello no sólo permitió ese decoro urbano, sino el desarrollo de lo que era una ciudad castellana. Esto es, un decoro que vino impulsado por una organización municipal a partir de crear un concejo abierto caracterizado por la participación de los vecinos en los órganos de gobierno, perfectamente estructurados en el Fuero por colaciones y sexmerías.

Y, como otras ciudades castellanas, al dotar a Plasencia desde su fundación de obispado, la Iglesia ocupa posiciones de privilegio en la ciudad y el territorio episcopal, dejando sobre la ciudad la huella en plazas irregulares como la de San Esteban, el Salvador, San Pedro, San Martín, San Nicolás y la de la Catedral. 


                                        
  Colaciones

Las parroquias con sus plazas dieron lugar a los primeros barrios o colaciones: Santa María, San Nicolás, San Martín, San Pedro, San Esteban y El Salvador. Barrios con una población sujeta a una estratificación social, económica, étnica y de actividad. Así el barrio de los clérigos se ubicaba en las zonas más cercanas a la catedral, iglesias y conventos. El barrio nobiliario en la zona norte desde el Palacio de los Zúñiga hasta el alcázar, prefiriendo siempre las más próxima a la plaza, como la calle de los Quesos y del Rey. El barrio de los labradores en torno a la plaza de los Carreteros y de la puerta del Sol, salida natural hacia el Jerte y la sierra de Santa Bárbara). De esta forma se advierte una clara separación entre el grupo de los privilegiados y poderosos y el de los pecheros y menestrales.

 

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