SEPULCRO DE LOS CONDES DE NIEVA

VALVERDE DE LA VERA



¿Cómo se afronta una restauración en nuestro patrimonio? Pongamos un ejemplo de lo que es nuestro oficio, nuestro desvelo,no siempre bien valorado


FICHA 

Obra

Conjunto escultórico funerario de los Condes de Nieva: 

Sepulcros de D. Diego López de Zúñiga y Dª Leonor Niño de Portugal

 Datación

Finales del siglo XIV.

Material

Alabastro 

Técnica

Labra escultórica realizada con pequeña herramienta de cantería  medidas

2m. x 1, 60 m. de altura máx. aprox. x 1m. prof. aprox. 

Tipología

Retrato funerario masculino / femenino del matrimonio nobiliario de los Condes de Nieva. 

Ubicación

Presbiterio de la Iglesia de Santa María de las Fuentes Claras.  Valverde de la Vera.

Dirección de la intervención

Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes de la Junta de Extremadura. 


 

 


El sepulcro de los Condes de Nieva puede datarse en el siglo XV, las estatuas yacentes corresponden a don Diego López de Zúñiga y a doña Leonor Niño de Portugal. Se encuentran en la capilla mayor de la iglesia parroquial de Santa María de Fuentes Claras, construida en el siglo XV y promovida por la familia de los Zúñiga y de los Velasco, tal y como reflejan los escudos ubicados en la bóveda del presbiterio. En la construcción de la iglesia se reaprovecharon algunos elementos constructivos propios del castillo levantado por los Monroy en el siglo XIV, en ese mismo lugar.

 


          


 


    Actualmente, el sepulcro ubicado en el lado del Evangelio pertenece a don Diego López de Zúñiga y el del lado de la Epístola a doña Leonor Niño de Portugal. Se desconoce su emplazamiento original, aunque la documentación del siglo XVII denomina al ábside de la iglesia capilla de los condes[1]. Bajo el presbiterio se encuentra la cripta en la que se han encontrado restos de enterramientos sin documentar.



[1] GARCÍA MOGOLLÓN, F. J.,Viaje artístico por los pueblos de la Vera (Cáceres). Catálogo Monumental,    Madrid, Pedro Cid, 1988, p.291.

 


 


   






 


     El sepulcro original sería un monumento exento, similar a los de su época, ejemplo de ello lo encontramos en el sepulcro de don Fernando de Arce y doña Catalina de Sosa, enterrados en la misma capilla del Doncel, en la catedral de Sigüenza, entre ellas existe gran similitud tanto en los estilos y acabados de las obras, como en la disposición del matrimonio y el perro, situado a los pies.

 



 

    Este monumento de alabastro se compone de dos niveles, arranca desde el suelo con un rodapié de motivos de hojarasca, sobre el que apoya el podio, que es el que recibe las esculturas yacentes de los condes. El podio está compuesto por un frontal con cuatro bloques (cinco el de doña Leonor) decorados con brocados textiles propios de la segunda mitad del siglo XV; se desconoce por el momento cuántas piezas podrían conformar los lados longitudinales y los frontales (estos últimos, puede que dos en cada uno), habida cuenta que se encuentran actualmente embutidos en el arco. Tal vez por esta falta de espacio es que los pajecillos que sujetan las almohadas en las que reposan los condes sus cabezas, hayan perdido las suyas. Los condes llevan atuendos típicos de la época y aparecen tumbados en actitud de leer un libro.

 


 

     En el momento que se decide retirar la tumba de los condes de Nieva, don Diego y doña Leonor de su emplazamiento original, el monumento se corta a lo largo obteniendo así dos tumbas independientes.

 


 

    Para este cambio de ubicación y acoplarlas al espacio de los arcos tuvieron que fragmentarlas y es de suponer que aprovecharían las uniones naturales de las piezas que forman el monumento, aunque algunas se partieron, y se colocan detrás de las esculturas. Se han contado catorce piezas sueltas en la de don Diego, mas otras dos que están debajo de la propia escultura, a la altura de las piernas.  Detrás de la escultura de la condesa se han contado otras trece piezas sueltas y en la pequeña habitación que hay detrás del retablo, antigua sacristía, se encuentran cuarenta piezas más. Hay que dejar constancia de que las piezas que forman actualmente los podios estaban mal colocadas.

 


    El conjunto escultórico fue separado, fragmentado y recolocado de forma inadecuada en dos hornacinas abiertas a ambos lados del presbiterio, donde se han exhibido desde su profanación por parte de las tropas francesas durante la Guerra de Independencia. Se desconoce el momento exacto en el que los sepulcros fueron desmontados y reubicados en su actual emplazamiento, pero es evidente que las esculturas fueron mutiladas, dañadas y muchos de sus detalles escultóricos expoliados y diseminados. Gran parte de los fragmentos de menor tamaño acabaron en distintos lugares del templo.

    Con la buena intención de conservarlos (y gracias a ello), se reconstruyeron colocándolos en el interior de las hornacinas en las que se encontraban las esculturas. Para ello, se realizaron pegados de las piezas de forma poco acertada, usando soluciones de encolado inadecuadas que se traducen en una imagen totalmente distorsionada del rico conjunto funerario. 

 

    Dada la entidad y la gran calidad de la obra, se hizo necesaria una intervención global; una intervención que ha consistido no sólo en estabilizar el material constructivo, sino también en recuperar la unidad y coherencia compositiva, devolviendo al conjunto su naturaleza exenta, que permita la correcta contemplación y lectura de la obra en toda su magnitud.

    Los principales factores de degradación que han intervenido en el deterioro de los sepulcros y las alteraciones observadas a la que se han hecho frente pueden resumirse en:

- Alteraciones por problemas de la humedad. Condensación y capilaridad.

- Alteraciones por sustancias salinas.

- Alteraciones debidas a los problemas del propio edificio.

- Agentes externos: temperatura, contaminantes, alteraciones antropogénicas, antiguas intervenciones, agresiones mecánicas (- cortes, fragmentación y mutilaciones, golpes y arañazos, expolio y desaparición de piezas).

- Agentes de deterioro internos: el propio alabastro.

- Alteraciones en los diferentes estratos: suciedad, depósitos adheridos, microfisuración, descohesión o pulvurulencia, deplacamiento, sulfatación, pérdidas, parcheados, alteraciones cromáticas, efluorescencias salinas…

 

    La intervención se ha hecho en dos fases, entre 2017 y 2018.

 





    La primera consistió en restaurar las esculturas y los fragmentos dispersos; y la segunda en recomponer el sepulcro, reconstruyendo las partes existentes y ubicándolo en una capilla lateral de la iglesia para poder ser contemplado por todos sus lados. Este criterio ha supuesto desplazar el sepulcro de su sitio original, a los pies del presbiterio, debido a las necesidades litúrgicas de la parroquia de Santa María de las Fuentes Claras.

 

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