LUISA DE QUINTANA, UNA EMPRESARIA PLACENTINA DEL SIGLO XVII Y EL RETABLO MAYOR DE SANTO DOMINGO
(y II)
EL RETABLO
El retablo mayor del convento de Santo Domingo se encuadra en el clasicismo. Una tendencia previa a las fórmulas barrocas que siguió las trazas diseñadas por Jacopo Vignola, en las que el orden y las dimensiones se armonizan y donde los capiteles dórico, jónico y corintio se escalonan desde abajo sin perder el gusto manierista que se había impuesto en el siglo XVI. Un gusto que se materializa, de forma explícita, en el coronamiento que se toma de los manuales de Sebastiano Serlio al emplear el orden toscano y el frontón partido.
Algunas de las esculturas originales, ubicadas en los intercolumnios, han sido sustituidas a lo largo de los siglos por otras que no corresponde con el programa iconográfico diseñado para los dominicos. Coexisten, pues, distintas manos y diferentes periodos estilísticos. En cuanto a la pintura, encontramos doce tablas también de más de un artista. Su lógica correspondencia, en cuanto al programa que se estableció por los dominicos, asimismo, fue modificado debido al fallecimiento de Miguel Martínez. Se incumplió de este modo el contrato inicial por parte de Juan Nieto de Mercado, vecino de Alcántara, a quien se le deben tres tableros del conjunto. Los terminó de ejecutar en 1604, trece años después de la muerte de Miguel Martínez, y Luisa de Quintana le pagó 220 ducados. Junto a Juan Nieto también aparece el pintor Pedro González Madrigal, posiblemente, un aprendiz del taller placentino de su marido, y, por último, está Antonio de Cervera, vecino también de Plasencia, que cobró 266 reales y, por lo tanto, su intervención debió ser circunstancial, aunque fue un gran impulsor de los principios estéticos de manierismo italiano que renovaron la pintura española.
De las doce tablas sólo se conservan once (la doce, en el tercer cuerpo a la derecha, fue sustituida por un lienzo en una fecha desconocida) y la disposición no atiende a ningún programa iconográfico de la época. Así, vemos en un mismo nivel la Presentación de Jesús junto a la Resurrección en parte superior. O en el segundo cuerpo conviven Pentecostés con la Asunción. O en el primero junto a Jesús Niño está la entrada en Jerusalén. O figuras aisladas que no cabe en el relato que se quiere mostrar, como Santo Domingo, María Magdalena o San Francisco. Estas tres últimas representaciones son las que, quizá, corrieran cargo de Juan Nieto.
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