MANOLO
CALVO, UN ESLABÓN ESENCIAL EN LA HISTORIA DEL ARTE. ÚNICO E IRREPETIBLE.
Estas notas no
son sino mi homenaje a un artista que conocí y admiré por su compromiso, su
firmeza, su sentido de la vida, su sensibilidad y su valía. Vaya, pues, en su
memoria y con mi mayor reconocimiento. Un grande entre los grandes.
Manolo Calvo (Oviedo,1934-Madrid,2018), al igual que Agustín Ibarrola o José Duarte, encarna mejor que nadie el cambio en los planteamientos creativos al iniciarse la década de los sesenta. El año 1962 fue clave en la historia española, fue el año de los estados de excepción, de la oposición burguesa y de los partidos políticos en Munich, de las condenas a muerte de anarquistas y comunista y de la entrada en las cárceles. Una época en la que Manolo Calvo pasó de la investigación del espacio plástico, de su interés por entrar en el Equipo 57, lo que Manuel de la Escalera ha llamado seducción por un humanismo geométrico[1].
Su obra se centró en la teoría rítmica espaciotemporal, en «la simetría que deja de ser simetría cuando traspasa un aliento dinámico, cuando se ponen en movimiento las dimensiones»[2]. Todavía, en 1961, en su exposición en la Galería Darro, su mirada estuvo centrada en los problemas espaciales, pero unos meses después el artista se convirtió en «carne viva de la agonía duradera de
Manuel Calvo con Denise René, su hermana Lucienne y Jean Arp , París, 1962; Exposición Sala Alfil, Madrid, 1958;Manuel Calvo en el Club Universitario, Madrid, junio de 1959.
las concepciones tradicionales del arte, cuya condición básica fue la autofagia y su resurrección continuada»[3]. La renuncia al lenguaje estético normativo, a la austera sumisión del análisis espacialista, a las verificaciones, al compromiso con la geometría, a la objetividad y concreción, a la pluridimensionalidad (lejos de la rigidez euclidiana)[4]... se materializó. Una vez que lo consideró todo agotado, abrió paso a posiciones realistas que se habían dado por superadas en la historia de arte.
Atrás quedó la idea de «extensión del espacio plástico como base, la proporción como procedimiento y el método analítico como referencia»[5]. Detrás de sí dejó su oposición al «mundo mágico, irracional, impreciso, vago, caótico, sobrenatural... el carácter experimental, su vitalidad práctica... los espacios abiertos, intercumunicables... la unidad y la continuidad... [ para dar paso] a otro desarrollo del arte»[6], como el mismo Manolo Calvo preconizó en 1960.
Obra de la exposición en la galería Denise René
La verdad expresiva, pues, se entrelazó con la necesidad operativa, con la propaganda, la sociología y la ética, emprendiendo el camino de «una individualidad denunciadora»[7]. Esto es, el camino de la representación y la figura fue elegido en pos de ser testimonio de una situación colectiva que iba más allá de la mera transcripción de la realidad. Manolo Calvo lo confirmó cuando habló del «aburrimiento de la geometría»[8], desligándose de aquella «investigación efectuada en el cuerpo de una sola forma, el círculo... una forma a la que no desplaza físicamente sino a la que rompe su regularidad desplazándole las moléculas del equilibrio»[9]. No obstante, el artista ovetense no abandonó nunca la idea de «repetición» y «diferencia»[10], perfectamente reconocibles en dos de sus fuentes, Richard Mortensen y el Equipo 57, a pesar de esa «urticaria artística» de la que Manuel Vicente ha hablado al trazar su silueta. La idea de dinamismo y su raíz genealógica, apuntada por José María Moreno Galván ha permanecido en la base de su obra.
Obras desde 1962 a 1999
Valeriano Bozal sintetizó esta situación, que determinó el planteamiento plástico de Manolo Calvo, al defender la impersonalidad del arte normativo, la obra en equipo, el rechazo sistemático a la expresividad, la pugna frontal entre objetivad y subjetividad, pero con un flanco débil. Valeriano Bozal hablaba ya en 1961 de cierta relatividad al admitir la «personalidad artística» y «el talento»[11]. La posibilidad de girar hacia otras miradas estaba abierta.
[1] ESCALERA, M. DE, Hombre. Hombre con Hombre, Hombre, hombro con hombro hombre. ¡Tú hombre! Aquí tienes a los hombrecitos, Galería Tassili, Oviedo, noviembre, 1971, s. p.
[2] GARCÍA PERICÁS, A., «Estudios y composiciones espaciales», en Calvo-59, Sala de Exposiciones del Club Universitario, Valencia, 1959, s. p.
[3] GARCÍA PERICÁS, A.., “Muerte y resurrección de la estética en la pintura de Manolo Clavo”, en Manuel Calvo. 1951-1983, Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo, 1983, s. p.
[4] GARCÍA PERICÁS, A., «... y la disolución de la pintura», en Manuel Calvo, Darro, abril, 1961, s. p.
[5] MORENO GALVÁN, J.M., «Manuel Calvo», en Manuel Calvo, Opus cit., 1961, s. p.
[6] CALVO, M., «Sobre la ilustración de este número 8 de Acento», en Acento Cultural, mayo-junio, 1960.
[7] GARCÍA PERICÁS, A.., «Muerte y resurrección de la estética en la pintura de Manolo Clavo», Opus cit., Oviedo, 1983, s. p.
[8] Conversación con Manuel Calvo, Mérida, 15-XI-2004.
[9] MORENO GALVÁN, J. M., Los círculos de Calvo, Galería Denise René, París, noviembre, 1962, p. 2.
[10] AMÓN, S., «Repetición y diferencia en la obra de Manolo Calvo», en Manuel Calvo. 1951-1983, Opus cit. Oviedo, 1983, pp. 147-152.
[11] BOZAL FERNÁMDEZ, V., «Situación del arte objetivo», en Manuel Calvo, Opus cit., 1961, s. p.
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