En la esquina de un salón
Alejandro Calderón
Hace sesenta años, Denise René mostraba en París, en aquel septiembre de 1963, la exposición Esquisse d'un Salon con la idea de presentar inquietudes y experiencias nuevas. Como homenaje a aquella generación que quiso cambiar el rumbo del arte, Alejandro Calderón En la esquina de un salón, al igual que los artistas de las vanguardias de mediados del siglo XX, se sirve de la imagen para unir elementos aparentemente inconexos y describirnos una realidad diferente en esos escenarios que se conciben en algunos casos como los rincones de un salón. En su obra existe una doble lectura, la original y su variación. Así, sus cuadros funcionan como tal al situar lo real en un plano, pero actúan en otro bien distinto: hay una sensación de ensueño, de fantasía, de carácter ilusorio en los objetos acumulados y manipulados en los lienzos o el papel.
Las imágenes no son más que un mero pretexto para reflejar irónicamente una realidad que tiene muchas aristas, muchas lecturas y muchos códigos. En el fondo, nos remiten a aquellas posturas que el Dadaísmo postuló y en la que esas imágenes se hacen posibles al margen de las circunstancias que rodeen a los objetos representados en los cuadros. Podemos hablar, paradójicamente, de una «realidad ficticia»; una verdad a medias en la que habitan lo real y lo irreal. Es como estuviésemos dentro de un relato al ofrecernos objetos reconocibles que nos remiten a una certeza absoluta sin serlo: el mundo real es lineal y se desarrolla a través de un comienzo, un intermedio y un fin o, mejor aún, un pasado, un presente y un futuro. Pero para Alejandro Calderón esa linealidad se quiebra, ese momento cíclico se rompe a favor de la incoherencia al cuestionar el mundo tal como lo percibimos, adentrándonos en un terreno donde la fantasía convive con la lógica. Así una flor se proyecta en un poliedro o, al contrario, un cono en una hoja. Y a nosotros, como espectadores, nos toca construir los nexos que unen esa realidad con la ficción.
Esta exposición puede verse en la Sala Europa de Badajoz hasta finales del octubre
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