FOTÓGRAFOS ENTRE DOS MILENIOS
A partir de los años sesenta y a través de la difusión de
la revista Nueva Lente se inician las
primeras vocaciones fotográficas en nuestra región. La personalidad de Joan
Fontcuberta o Jorge Rueda determinaron que aquellos que tuviesen inquietudes
estéticas e ideológicas, mediante la cámara, pudieran expresarlas. En noviembre
de 1970 nace en Badajoz la Agrupación Fotográfica Extremeña, por iniciativa del
fotógrafo argentino afincado en esta ciudad José María Valero, que reúne a
través de un anuncio en la prensa a un grupo de aficionados. Los diecisiete
socios fundadores inician una labor de divulgación a través de cursos,
exposiciones, charlas... siendo su mayor logro la realización del Certamen
Nacional de Fotografía «Encina de Plata». Ya en 1980, en Sevilla, en las I
Jornadas de Fotografía Española la representación extremeña es un hecho.

En los años noventa se ha ido avanzado en este terreno de manera
bastante positiva. Desde 1986, con la exposición 17 Artistas, 17 Autonomías, la fotografía va ocupando un lugar
destacado dentro de las artes plásticas en Extremadura. De hecho, se intentó
poner en pie el discurso histórico contemporáneo con Fotografía Actual en Extremadura en 1991, aunque no
fue hasta finales de estos años y principios de 2000 cuando se pudo trazar un recorrido de
nuestro panorama más reciente con dos grandes exposiciones. Una que hacía
referencia a los orígenes de la mano de Matilde Muro, La fotografía en
Extremadura ( 1847-1951), y otra coordinada por María Eulalia Martínez Zamora que nos ofrecía una panorámica de veinte años, Fotografía extremeña contemporánea ( 19791999 ), completadas con algunas monografías como la de Juantxu Rodríguez y sus reportajes de guerra, la de Vicente Novillo y su visión hurdana o la de Juan Dolcet a su paso por la Vera, con premios como los Constitución o
los de San Alberto Magno, convocados por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Extremadura, trabajos como el del experto y coleccionista Juan Ramón Marchena Pérez, Historia de la fotografía española, 1839-1986, editado por la Sociedad de Historia de la Fotografía Española en 1986, la incorporación a las colecciones del MEIAC de autores del panorama internacional o la inclusión de esta disciplina en bienales, como fue el caso de la Asamblea de Extremadura en 2007.
Extremadura ( 1847-1951), y otra coordinada por María Eulalia Martínez Zamora que nos ofrecía una panorámica de veinte años, Fotografía extremeña contemporánea ( 19791999 ), completadas con algunas monografías como la de Juantxu Rodríguez y sus reportajes de guerra, la de Vicente Novillo y su visión hurdana o la de Juan Dolcet a su paso por la Vera, con premios como los Constitución o
los de San Alberto Magno, convocados por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Extremadura, trabajos como el del experto y coleccionista Juan Ramón Marchena Pérez, Historia de la fotografía española, 1839-1986, editado por la Sociedad de Historia de la Fotografía Española en 1986, la incorporación a las colecciones del MEIAC de autores del panorama internacional o la inclusión de esta disciplina en bienales, como fue el caso de la Asamblea de Extremadura en 2007.
Los estilos se han ido multiplicando desde los años
setenta y han dado paso a los realismos, los documentalismos, los intimismos,
costumbrismos, la fotografía de prensa, las polaroids y las composiciones de
estudio. Se inició así un recorrido largo que abarca el cambio de milenio y
recoge una variedad de visiones lo suficientemente representativa.
Indudablemente nombres sobran en la nómina: la mirada esperpéntica de Genín Andrada en sus inicios, los reportajes de María Luisa
Martínez, la dignidad de las personas o visión crítica de
Ceferino López, los filtros de Antonio Covarsí, el escepticismo vital de José Antonio Moreno Montoya, la psicodelia de José María Valero, las ionizaciones fosforescentes de Fernando Méndez o el carácter experimental de Luis Casero.
Martínez, la dignidad de las personas o visión crítica de
Ceferino López, los filtros de Antonio Covarsí, el escepticismo vital de José Antonio Moreno Montoya, la psicodelia de José María Valero, las ionizaciones fosforescentes de Fernando Méndez o el carácter experimental de Luis Casero.
JAM Montoya
En los últimos años, Extremadura ha dado un vuelco con
respecto a la fotografía. Nombres como los de Isidro Álvarez y sus bodegones en
cibachrome, las vistas urbanas de Modesto Galán. La importancia de la luz y el
paisaje en la obra de Carlos Sellers, la mirada sobre la realidad de José
María Ballester, el juego especular y la visión abstracta de la naturaleza de Pedro Casero, los desnudos de Joaquín García Vara, los bodegones geométricos de Antonio Márquez, la deconstrucciones y el uso de materiales ajenos al oficio de Estala Fraile, las incursiones de Florentino Díaz, Juan Pérez, Andrés Talavero y Alfonso Sánchez Rubio al utilizar el soporte fotográfico como parte fundamental de sus creaciones o la entrada en escena de una generación pujante, encargada de realizar la transición del milenio, donde destacan por sus propios méritos: Juan Carlos Martínez
María Ballester, el juego especular y la visión abstracta de la naturaleza de Pedro Casero, los desnudos de Joaquín García Vara, los bodegones geométricos de Antonio Márquez, la deconstrucciones y el uso de materiales ajenos al oficio de Estala Fraile, las incursiones de Florentino Díaz, Juan Pérez, Andrés Talavero y Alfonso Sánchez Rubio al utilizar el soporte fotográfico como parte fundamental de sus creaciones o la entrada en escena de una generación pujante, encargada de realizar la transición del milenio, donde destacan por sus propios méritos: Juan Carlos Martínez
y el doble uso del lenguaje, Manuel Vilches y lo
difuso entre lo real y lo imaginario, Laura Covarsí y la primacía de lo
emocional y vivencial en sus trabajos, Alejandro Calderón y los juegos irónicos que nos plantea con sus personajes infantiles y Maite
Cajaraville.
Todos estos artistas nos ofrecen una visión
poliédrica y personal de la Extremadura de hoy a través de temas tan sugerentes
como la historia, el progreso, la ciudad, el retrato, la estética o lo
inmaterial....
Maite Cajaraville
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