ÁNGEL DUARTE, ¿EL OLVIDADO?

Reivindicar una figura como la de Ángel Duarte es una estupidez, pero, como un ingenuo que soy, voy hacerlo.

Los ensayos (Les essais).


 

ÁNGEL DUARTE NUNCA ESTUVO EN EL OLVIDO Y, POR LO TANTO, NADIE DEBE RESCATARLO. SU OBRA ESTÁ MUY BIEN REPRENTADA EN EXTEMADURA DONDE DEJÓ DOS ESCULTURAS MONUMENTALES Y UNA AMPLIA PRODUCCCIÓN EN EL MEIAC. NUNCA FUE UN TESORO ESCONDIDO Y SU FIGURA ESTÁ BIEN DESCRITA EN EL PANORAMA NACIONAL E INTERNACIONAL. SOMOS VARIOS HISTORIADORES LOS QUE HEMOS DIEDICADO MUCHOS AÑOS EN DESENTRAÑAR SU PAPEL COMO ARTISTA PER SE. Y EN ESTOS TIEMPOS DE POSVERDADES CONVIENE RECORDARLO PARA NO VOLVER  A SER AQUELLOS SANTOS INOCENTES EN VERSIÓN 2.0.

¿CÓMO VOY A OLVIDAR A QUIEN ME ENSEÑÓ A VER EL ARTE, A COMPRENDER PARTE DE LA VIDA Y A DISCENIR ENTRE LOS SABEN Y LOS QUE APARENTAN? CÓMO OLVIDAR SUS LECCIONES Y CONSEJOS? ¿CÓMO OLVIDAR LOS ENCUENTROS EN GINEBRA, EN PARÍS, EN LAUSANA, EN MADRID, EN SION, EN TENERIFE, EN SEVILLA...? ¿CÓMO OLVIDAR SU PAPEL EN ESTE MUNDO? ¿CÓMO OLVIDAR TANTAS Y TANTAS HORAS CON ÉL HACIÉNDOME PARTÍCIPE DE SUS PROYECTOS, DE SUS IDEAS, SUS DESVELOS, DE SUS TEMORES, SE SUS INQUIETUDES, CÓMO OLVIDARLO? ¿CÓMO OLVIDAR TANTOS Y TANTOS ESCRITOS QUE HE HECHO SOBRE SU PERSONA? (ELÚLTIMO EN 2019 PARA ÉDITIONS DU GRIFFON) ¿CÓMO SE PUEDE OLVIDAR UN PLACENTINO DE UNO DE ALDEANUEVA DEL CAMINO?, ¿CÓMO SE PUEDE OLVIDAR DE QUIEN ME ENSEÑÓ EL VALOR DE LA PALABRA PROGRESO, HOY EN FRANCA CAÍDA Y MANOSEADA?¿CÓMO COÑO SE PUEDE OLVIDAR TODO ESTO? ¿CÓMO PODEMOS OLVIDARLO?

OLVIDADO SÍ, POR LAS INSTITUCIONES QUE NO QUISIERON ADQUIRIR EL FONDO DE HERVÁS POR UNA MÍNIMA CANTIDAD, Y FUE DOÑA HELGA QUIEN COMPRÓ POR UN PRECIO IRRISORIO APROVECHANDO  LA FALTA DE INTERÉS... Y TODOS SE FELICITARON... ¡GENIAL!  LA DESIDIA SE IMPUSO.


Escultura pública en su pueblo natal, Aldenueva del Camino.

AQUÍ DEJO ALGUNOS LIBROS Y CATÁLOGOS QUE LE HE DEDICADO COMO HISTORIADOR DEL ARTE EN LOS ÚLTIMOS AÑOS.












PARA CONOCER  ALGUNA DE LAS FACETAS MÁS EXTRAÑAS ESCRIBO SOBRE UNA DERIVA INFORMALISTA QUE TUVO  EN SU TRAYECTORIA ENTRE 1998 Y 2002, AUNQUE SIEMPRE DENTRO DE LOS LÍMTES DE LA RACIONALIDAD. ESTO SÍ ES UN TESORO OCULTO. 

El profesor Han-Ude Nissen, Ángel Duarte, Javier Cano Ramos y Francisco Pérez Urbán en su Medalla de Extremdura, 2001.


Eran otros tiempos...


En París con Denise René.

Ángel Duarte también dedicó gran parte de sus últimos años de su vida a reflexionar sobre el hecho artístico, desarrollando un interés teórico a cerca del arte como objeto material de la investigación y su relación con la teoría de la información, la física cromática o la fisiología de la percepción. Indudablemente este aspecto no es novedoso en la obra de Ángel Duarte. Así desde su estancia en París fue pasando por una serie de etapas que han abierto múltiples sendas sobre las construcciones estáticas y dinámicas en el espacio, su interactividad, el uso de nuevos materiales, el sistema visual, las superficies de vidrios y las estructuras de poliéster[1], los módulos que pueden agruparse en infinitas posibilidades[2] o el diseño.  Unió de nuevo los conceptos de arte y ciencia, de procesos y resultados, y los enfrentó dialécticamente con la realidad y con la cotidianidad de su propio oficio. Sin embargo, en esta ocasión Ángel Duarte, como algo excepcional dentro de su trabajo, se replegó a un ámbito estrictamente histórico al usar para sus investigaciones aportes y logros ya superados por el desarrollo artístico; una serie de elementos que pretendieron sintetizar todo el pasado y el presente, los avances técnicos y materiales y el progreso científico para modificar la especificidad y el código objetivo de su lenguaje artístico.

 
Una obra de su estapa madrileña antes de su marcha a París.

Primeras obras ejecutadas en París. Ángel Duarte con la Ministra Carmen Alborch y María Corral .
 
 Entrega de la Medalla de Oro a las Bellas Artes en Tenerife, 1993.

Estos principios se vieron plasmados en una amplia serie, que Ángel Duarte recogió bajo el título de Los Ensayos o Les Essais, en los que recurrió no sólo a soportes muy variados, como el vidrio, la madera o el acero, sino a colores elaborados con pigmentos naturales.  Los ensayos apuntan directamente a una recuperación de todos los recursos pictóricos, como la materia (que existe en su animación), el color (que pervive en la intensidad), el gesto espontáneo (que anima el movimiento). Y, a la par, apunta a una valoración del propio hecho de pintar, como puede ser el valor plástico del soporte o la incorporación de aquello que simplemente es casual y, consecuentemente, está al margen de toda regla y de toda lógica. La investigación sobre el signo, sobre sus transformaciones morfológicas,  siguió siendo para Ángel  Duarte, no obstante, una necesidad vital para transmitir sus obsesiones sobre las formas, el dinamismo generado a tenor del color o del trazo ondulado y aislado –primitivo en esta ocasión- cuya simplicidad implica un mundo muy complejo sobre las trayectorias, las fuerzas y las divergencias.

 

De vuelta a España, en solitario, en el Centro de Exposiciones San Jorge, Cáceres, 1992. Y en grupo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 1993.

Ángel Duarte en el MEIAC, 2003.

 
Exposición en el Museo de Cáceres, 2007.
Expoicion en el Museo Pérez Comendador-Leroux, 2000
Exposición en la Sala El Brocense, 2001


Expsoción en Denie René, París, 2000


Exposición en el Museo Cantonal de Sion, 2004



Mucho más que el Equipo 57, 2007


Dos monografías ediatada en 2001 y 2019





La proporción como esencia de su obra, en ÁNGEL DUARTE PARABOLOÏDE HYPERBOLIQUE, Editions du Griffon, Neuchâtel, 2019.

Ángel Duarte buscó, fuera de las leyes de la percepción, compaginar de nuevo la realidad mental con el ritmo manual, desnaturalizando los elementos compositivos a base de grandes dosis de heterogeneidad para que sean irreconocibles. Más allá de las analogías que puedan establecerse con la pintura gestual, en este breve periodo transitorio, el artista no nos guía con la mano como en otras etapas para ver cuál es la génesis de su creación: Ángel Duarte solo nos afirma que tienen un fundamento racional, lógico. Y aceptado estas dos premisas, nos queda tomarlo como un acto de fe, como un acto puramente intuitivo[3], como un dictado interior.

 


 


 

            En el curso de la realización de estos essais, junto a la estructuración también apareció su preocupación por el color, estudiándolo a través de los pigmentos esparcidos en distintos soportes: Como Vantongerloo quise introducirme en lo que él llamaba el misterio que se esconde en el ´corazón de la pintura´, pero utilizando materiales más inmediatos y directos, materiales que llevasen implícitos el tema de la luz, como el aluminio o el vidrio[4]. Pero junto a esta aproximación a lo irracional, Ángel Duarte no olvidó los problemas estructurales, propios de toda indagación relacional. Su análisis del color estuvo fundamentado en la relación: un pigmento x está relacionado con otro y, y una fuerza magnética hace que una gama funcione o no al lado de otra.  Quiso comprobar, sin medios auxiliares, la inmediatez de los fenómenos cromáticos, pero sin olvidar el principio maxbilliano de que el papel del color es muy importante.

 








Con estos ensayos, que también podríamos calificarlos como caprichos, Ángel Duarte combinó el ilusionismo con la objetividad. El espacio, la luz y los materiales han de funcionar de forma concreta y de acuerdo con las leyes ópticas y con el universo no figurativo. Esas dos condiciones esenciales dieron como resultado sensaciones relativas sobre los nexos entre el color y la textura o la escala y las masas dentro de la extensión espacial que nos proporciona el cristal, el aluminio, el acero laminado en frío, el pexiglás y el latón: se trató de una experiencia fuera del campo visual pero sin olvidar que es, asimismo, una consecuencia de ese campo, de un serio intento que pretende sacar a la pintura del agotamiento y de su sujeción al rigor, aunque  en el fondo existiese en su fuero siempre, como hemos apuntado, una objetividad y una identidad con las matemáticas.

 

En este sentido, cabe reseñar dentro de esta deriva la escultura que Ángel Duarte realizó para Martigny, L’ Échelle de Jacob, en la que saliéndose de los cálculos exigidos en sus obras, entroncó tres rampas ascendentes de hormigón con planos inclinados, imposibles en la realidad, que suben hacia un cielo imaginario para escapar de las fronteras impuestas por la orografía alpina. Una escultura que  vino a sumarse a obras que se catalogaron en 1992 y corresponden al periodo comprendido entre 1970 y 1975, como Estructura del cubo, Llama, Relieve, Muro abierto o Moebius 2, todas realizadas en acero[5]. Alguna de ellas, por ejemplo, Llama, se serió en 2002 a escala pequeña por encargo de la  Dirección General de Turismo de la entonces  Consejería de Obras Públicas y Turismo de la Junta de Extremadura (o lo que es lo mismo, Eduardo Alvarado Corrales y Francsco M. Sánchez Lomba, conocedor de sobra de la obra de Ángel Duarte).   

 






 


Mucho mas allá del Equipo 57, ahí está Ángel Duarte en plena vanguardia europea y americana.

1992 Premio de la Villa de Sion
1993 con el Equipo 57, Medalla de Oro de las Bellas Artes otorgado por el Ministerio de Cultura (España)
1999 con el Equipo 57, Primer Premio Pablo Ruiz Picasso en Málaga
2001 Medalla de Oro de Extremadura
2002 Premio Gerión 2001 en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid
2006 Premio Cultural concedido por el Conseil d`Ètat del Valais 

2007 con el Equipo 57, Medalla de Honor a título póstumo de la ciudad de Córdoba




[1] POPPER, F., «Ángel Duarte», en Nuove Tecniche d’Immagine, Palazzo dei Congressi, San Marino, Alfieri Edizioni d’Arte, Venecia, 1967, p. 61.

[2] JORAY, M., «L’esprit mathématique», en La sculpture moderne en Suisse, De du Grillon, Neuchâtel, 1967, pp. 9-11.

[3] Conversación con Ángel Duarte, Dêpot d'Art, Sierre, febrero, 2001.

[4] Conversación con Ángel Duarte, Dêpot d’Art, Sierre, febrero, 2001.

[5] AA.VV. Angel Duarte, Ediciones L, Madrid, 1992, pp. 128-133.

 






 


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