ERMITAS DE PLASENCIA (II)

 LA ERMITA DE SAN LÁZARO

 

                                                                                                Retablo cerámico de San Crispín y San Cispriniano, 

                                                                                                                                        Museo         Catedralicio de Plasencia

La ermita de San Lázaro es una edificación del siglo XIII, y está ubicada junto al antiguo Hospital de pestilencia para lacerados,  en lo que fue el lazareto placentino,


al otro lado del puente de poniente y próximo a las tenerías. Tras la erradicación de la lepra se convirtió en la llamada «Casa de los Pobres». Al edificio primitivo se le hicieron remodelaciones en el siglo XVI y en el XVII. Fray Alonso en sus anales, en el Libro III. Cap. 40, «A cerca de las Cofradías en las parroquias y conventos desta ciudad», señala que se trata de una ermita grande que podría servir de parroquia y es la sede de la cofradía de San Crispín y San Crispiniano. Consta de tres naves, con pilastras y bóvedas de aristas y una linterna central.

Antiguas tenerías de Plasencia y crucero de San Lázaro

 

Destacan en su interior dos grandes obras. Por un lado, el retablo de San Crispín y San Crispiniano y, por otro, el retablo de San Lázaro, a lo que hay que sumar también la talla del Cristo, cuya traza es del siglo XVI, pero con intervenciones en épocas posteriores, y la Virgen de Fuentidueñas que se trasladó a la parroquia de San Nicolás desde su primitivo lugar. Los dos retablos, por motivos de seguridad, hoy se encuentran musealizados en la catedral placentina.  

 

                                                                                                                                                                                                                                         Cristo de San Lázaro

Nuestra Señora de Fuentidueñas

 
 


                                                                                                                                                                        Puente y ermita de San Lázaro

El retablo central es, quizá, obra del gran pintor Juan de Borgoña, quien pudo ejecutarla hacia finales del siglo XV o en los primeros años del XVI. Sin embargo, también tiene el sello de otro gran maestro, Antonio de Coomentes, pero siempre dentro del círculo artístico toledano.

 

                                               Réplica del retablo mayor de San Lázaro

 

Las pinturas representan varios pasajes bíblicos:

Cena en Casa de Lázaro o María unge los pies de Jesús.

La Piedad. Resurrección de Lázaro.

Los Novísimos.

El Pobre Lázaro y el Rico Epulón.

La Anunciación. La Epifanía.

El Nacimiento.

 



                                                    Tablas sobre la vida de San Lázaro

Este retablo ha sido restaurado en dos ocasiones, una por parte de Pedro Pérez Enciso y otra, de consolidación, por parte de la Junta de Extremadura.

 


                                   Retablo cerámico costeado por el gremio de los zapateros.

El retablo de cerámica se ubicaba en la nave lateral izquierda de dicha ermita. Se restauró entre 1996 y 1997 y se colocó en el Museo Catedralicio para salvaguardarlo del expolio. El conjunto está dedicado a la advocación de San Crispín y de San Crispiano y se ejecutó con las limosnas dadas por el gremio de los zapateros en el año 1599, así consta en la leyenda que se sitúa en su base. Crispín y Crispiniano fueron dos mártires cristianos muertos en el siglo III, dos hermanos de una familia noble romana. Huyendo de la persecución en Roma, fueron a Soissons, donde de día predicaron a los galos y de noche hacían zapatos para subsistir. Murieron decapitados por orden de Maximiano. Son considerados santos por la  Iglesia Católica y su fiesta se celebra el 25 de octubre. Son los patronos de los zapateros y peleteros.

                                          Escena principal con el martirio de los dos santos.

El obispado de Don Pedro González de Acevedo, entre 1595 y 1609, se caracterizó por «liberalidad eralidad de las limosnas y la esplendidez de sus fündaciones». coincidiendo. paralelamente, con la peste que arrasó toda España en los años 1599 y 1600 y dejó a Plasencia al margen de sus consecuencia debido, según Fray Alonso Femández, a un milagro sujeto a la bondad y a la generosidad de los placentinos. La obra se divide en una gran bancada que hace el oficio de altar lateral, y cuyo frente se reviste de azulejos (a la que se accedía mediante un escalón que hoy desaparecieron), una predela, dos cuerpos - subdivididos en tres calles - y un ático a modo ele pirámide escalonada flanqueado por vasos cerámicos que arrancan de la base del frontón.

Se trata de azulejería talaverana (correspondiente al segundo estilo) y está configurado por dos paneles de azulejería, uno de ellos estaba recibido con mortero a una de las paredes y otro, debajo del primero y más avanzado, sobre un macizo que hace las veces de banco. Hoy puede verse restaurado por la Junta de Extremadura en la catedral.

Todo el retablo, compuesto por 275 piezas  se despliegan en los dos metros y diez centímetros. Tiene una lectura cruzada al relacionar los dos mártires con dos santos auxiliadores contra la lepra; los de la parle izquierda mantienen el nexo común de estar adscritos a problemas de la piel; y los de la derecha previenen y curan las enfermedades. Por parte, también posee  un carácter mairialógico ascendente al disponer las escenas que van desde los Misterios de la Encarnación, la Natividad y la Epifanía hasta la presencia de la Virgen entronizada como imagen principal del retablo y representante de la Iglesia Católica.

 
 
San Acacio
                                                                                                                                                           

La escena principal, en el banco del retablo,  es la de San Crispín y San Crispiniano elaborando unos zapatos que son entregados a un joven, de pie, y a un anciano arrodillado, representantes de la estructura gremial ele la época.

Sobre  el altar se colocan las escenas de la Anunciación y la Adoración de los Reyes. Y sobre ellas, la escenificación del martirio ele los santos titulares, quienes están puestos en la caldera sobre el fuego. A la derecha aparecen San Gil. auxiliador y patrón ele los leprosos (puesto que no debe olvidarse que esta ermita acogía desde su edificación a los enfermos del lazareto). Y a la izquierda, San Acacio vestido de soldado de la época y crucificado ya que es el auxiliador -de los catorce existentes- por haberse deformado el cuerpo.

En la parte central del segundo cuerpo se representa a la Virgen con el Niño, custodiada a su derecha por San Francisco - quien besaba las úlceras a los leprosos- en su retiro en el Monte Albernia (donde tuvo lugar la visión del crucificado con las cinco llagas) . A su izquierda, se sitúa el martirio ele San Bartolomé, que ostenta también el patronazgo de los zapateros y su devoción  está relacionada con la piel. El ático escalonado se reserva al Dios Padre bendiciendo y con el orbe en su mano izquierda, rodeado por dos campos triangulares que dibujan una pequeña corte celestial. El retablo se remata con un tímpano donde se coloca el escudo franciscano.


                                                                                                                                                                                                        Ermita en la actualidad

Se trata de azulejería talaverana (correspondiente al segundo estilo) y está configurado por dos paneles de azulejería, uno de ellos estaba recibido con mortero a una de las paredes y otro, debajo del primero y más avanzado, sobre un macizo que hace las veces de banco. Hoy puede verse restaurado por la Junta de Extremadura en la catedral.

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