EL LEGADO DE AQUEL INGENIERO DE LA VIDA, WOLF VOSTELL, EN 90 CUMPLEAÑOS. ¡QUÉ NO SE NOS OLVIDE CÓMO SURGIÓ!
A Wolf Vostell, allá donde estés con tus Musas.
El Museo Vostell en Malpartida, enclave de primer orden para Extremadura, ha sido pionero en plantear un espacio abierto como opción a las propuestas artísticas contemporáneas y a los proyectos expositivos al uso. La quiebra de todo el modelo ideológico que dio paso a la crisis del concepto de modernidad, se recogió, como hecho esencial, en su planteamiento museológico. A lo largo de casi medio siglo se ha ido perfilando un museo distinto, único en su género por su alto valor sociológico e historiográfico, que revela aún hoy, en estos tiempos tan confusos y cínicos, la sensibilidad de Wolf Vostell y recoge todas aquellas analogías que se desprenden de su arte.
Wolf Vostell declaró a Los Barruecos obra de arte en el año 1.974, abriéndose en España, cuando los derroteros artísticos parecían caminar en dirección contraria, una vía de modernización dentro del pensamiento genuinamente europeo al establecer una relación del hombre con su entorno. Una relación trágica, tal y como lo demuestran las numerosas actividades que se han ido sucediendo en el espacio elegido por él mismo: Fluxus, Zaj, arte conceptual ligado a la Galería G, panorámicas de las vanguardias polaca y portuguesa o figuras señeras como Joan Brossa, Joan Miró, Pablo Palazuelo... Y Wolf Vostell vio en Extremadura un fiel reflejo de estos planteamientos. Fue una pieza clave dentro de su proceso artístico y de la ideología que lo fundamentó. La sugestión que le provocó el contacto con España, especialmente con nuestra región, ha generado una reflexión sobre el arte y la vida que sólo cabe analizarla desde los principios vanguardistas y desde el radicalismo que propugna. En 1959, cuando se incorpora una televisión en el lienzo por primera vez en España en Transmigración, se puede situar la primera ruptura consecuente que termina con la idea de una Extremadura periférica, anclada en regionalismos y costumbrismo, además de hacer frente a los postulados informalistas o normativos que se estaban desarrollando en la Península Ibérica. Desde esta fecha hasta 1.974, Wolf Vostell trabajó sobre temas extremeños dedicándole series tan significativas como las de Guadalupe, V.O.A.Ex, El muerto que tiene sed, , Romería, Siberia Extremeña o Las Hurdes.
En el año 1974 llega Vostell a Malpartida de Cáceres y declara Los Barruecos Obra de Arte. A partir de ese instante el Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres se interesó por el proyecto de un centro al aire libre denominado Museo Vostell-Malpartida, creándose en 1975 el Centro Creativo del Museo Vostell-Malpartida que se inauguró en julio de 1.976. Se nombró director al pintor extremeño Juan José Narbón. En sesión extraordinaria, es mismo año, se firmó un contrato entre el artista y la corporación municipal para que se instalase en 1976 un Museo de Arte Contemporáneo en el Lavadero. Y en octubre comenzaron las primeras exposiciones y ambientes que tuvieron su continuación en las tres Semanas de Arte Contemporáneo (SACOM) de 1978, 1979 y 1980, en el Manifiesto del Lavadero, también en 1.980, documento de identidad a través del cual se intenta transformar la sociedad, y en el Día de Arte Contemporáneo (DACOM) en 1983.
Desde 1984 hasta marzo de 1986, el
Museo permaneció cerrado, a pesar de los contactos en noviembre de 1984 con la
Diputación Provincial de Cáceres. Wolf Vostell realizó con motivo de ese
posible convenio entre la Diputación cacereña y el Ayuntamiento de Malpartida de
Cáceres un boceto denominado Complejo de
arte y naturaleza en Los Barruecos. No obstante, en 1985 se inició un
proyecto de restauración, no siendo respaldada esta iniciativa por la
Diputación. Ello provocó el surgimiento de la Asociación de Amigos del Museo
Vostell-Malpartida, cuyos objetivos fueron la restauración del edificio, la
protección de Los Barruecos y la ampliación de la Colección Mercedes y Wolf
Vostell.
En 1986 se abre el Museo con una selección de obras (1975-1986) que vino a paliar el desaliento del propio Wolf Vostell, a la que sucedieron El Fin de Parsival en 1.988, el homenaje a Santiago Amón en Arco’89 y la presentación del Museo en Arco’90, actividades todas ellas impulsadas desde la Junta de Extremadura. Este proceso fue paralelo a una segunda fundación del Museo, declarándose Bien de Interés Cultural el Lavadero en julio de 1988; y en octubre se aprobó un convenio entre la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres por el que se cedió a aquella el uso del Lavadero por un período de 99 años.
Las obras de
rehabilitación se iniciaron en 1992, no debiéndose olvidar la ayuda inestimable
de la Escuela Talle
r de Malpartida de Cáceres que recuperó espacios que
sirvieron de apoyo al Museo. La restauración conservó la unidad de toda la
obra, salvaguardándose la esencia arquitectónica y la de su entorno. En 1993 se
celebró la primera reunión del
Patronato del Museo, estatuido legalmente y con
una Comisión Permanente, aprobándose las aportaciones y depósitos que se fueron
incrementando conforme se consolidó la Colección inicial. Los fondos del Museo
se nutrieron obras que el artista hispano-alemán aportó mediante estas donaciones
y depósitos que fueron aumentando a medida que el Centro se consolidó cuando se
instaló el Fondo Fluxus de Gino Di Maggio. La colección inaugural estuvo
formada por nueve ambientes, esculturas al aire libre, cuatro relieves
escultóricos y cuadros de gran formato como El
entierro de la sardina, Las chicas
del billar y Mythos Berlín,
además de un abundante número de cuadros con objetos pertenecientes a algunos
de los ciclos más significativos, como V-40
y Trashumancia.
Todos estos datos quedaron perfectamente reflejados en el Catálogo del Museo Vostell, presentado en Arco’94, donde se desglosó toda la colección acompañado con textos de críticos e historiadores de la talla de Achille Bonito Oliva, Comisario de la última Bienal de Venecia y defensor de la Transvanguardia italiana. Este trabajo recibió merecidos elogios tanto por parte de la crítica española como de la alemana, así como de importantes coleccionistas europeos y americanos por constituir un instrumento único en España abierto a una línea de pensamiento estético, como es el movimiento happening-fluxus, prácticamente inédito en nuestras colecciones públicas.
Y AQUÍ EMPEZÓ LA HISTORIA DE UN MUSEO CREADO PARA LA CONCORDIA, EL ENTENDIMENTO Y LA RACIONALIDAD. UNMUSEO REPLETO DE NOMBRES CON APELLIDOS QUE LO HICIMOS POSIBLE ¡ QUÉ NO SE NOS OLVIDE!
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