Juan Ricardo Montaña
Antonio Gómez
LA POESÍA VISUAL, AQUÍ Y AHORA
I
La poesía visual surgió como un intento de quebrar las formas ortodoxas de los poemas, sujetos a determinadas reglas gramaticales y estilísticas. La superación de estas barreras a la hora de construir cualquier poemario llevó a muchos escritores a utilizar otros registros diferentes, buscando nuevas fórmulas para exponer emociones y sentimientos. La superación de determinados convencionalismos ha ido diluyendo las palabras en soportes que pertenecen a otros ámbitos del arte. La manía de descodificar y construir ha hecho que lo que era escritura se vuelva pura física. Y en este laberinto, en este cruce de caminos, la poesía visual es definida con mil denominaciones y a ella acuden multitud de artistas con trayectorias muy bien consolidadas. Pero ¿dónde se halla el punto que divide un poema visual del resto de definiciones?
II
Los poemas pueden tener formas, pero, como sugirió Ezra Pound en El arte de la poesía, no se puede forzar la situación hasta tal extremo que el texto sea rehén de la propia apariencia en detrimento de su contenido. Indudablemente, se plantea si es preciso llevar a la expresión escrita a terrenos como el sonido, la tridimensionalidad o la virtualidad para avanzar en el campo experimental. Se ha pecado en exceso al desbordar las manifestaciones estrictamente poéticas en manifestaciones experimentales: la imagen y su compresión sobrepasan aquella idea de Crátilo, seguidor de las ideas heraclitianas, cuando pretendía establecer un nexo ilusorio entre la palabra y las “cosas”. Esto es, volver a la letra desnuda para representar la concreción de un mundo complejo y representar con ello lo que se quiere nombrar. ¿Estamos más allá o más acá de esta pretensión?
III
La Biblioteca Nacional francesa, en noviembre de 2005, planteó esta cuestión en una jornada, señalando el papel a desarrollar por los nuevos medios de comunicación en lo que ya se denomina escritura multimedia. En esta escritura se engloban términos como lectura interactiva, hipertexto, poesía gráfica, poesía digital… Y poetas, artistas plásticos, críticos e investigadores hicieron su reflexión sobre el riesgo existente de caer en una dispersión que termine arrastrando a un mismo punto la realidad y el simulacro para crear un caos por el que nos va a ser bastante difícil transitar. Los objetos, vistos como extensiones de la poesía, parecen propios de las artes plásticas y se alejan del campo literario. Y hoy no existe una respuesta satisfactoria para este tema: las artes plásticas forman parte de la poesía experimental y ésta, a su vez, abarca un sinfín de experiencias. Los términos son ambiguos y, a veces, aparecen cobijados bajo un mismo techo, cuando sólo tienen un denominador común que abarca a la literatura, a la plástica, al arte gráfico o a la publicidad.
La frontera entre los textos y las imágenes se diluyen; la «lectura» se disfraza con otros alfabetos, el collage se mezcla con los textos, los objetos se ubican caprichosamente y los nexos entre las dos disciplinas, literatura y arte, dialogan a menudo sin orden ni concierto. Como María Veneroso, al hablar de caligrafías y escrituras, presiente este avanzar sin rumbo, así nosotros también nos cuestionamos si no se nos está ofreciendo una realidad banal, sujeta al desenfrenado consumo.
IV
La cuestión está planteada. ¿La exploración de la lengua y de la imagen, de la palabra y de los objetos debe hacerse desde la ambigüedad? ¿La poesía, con todas sus variantes, puede ayudarnos aún a entender las relaciones del hombre con su mundo? Sabemos que desde la poesía visual se nos permite participar en las cuestiones más espinosas del mundo contemporáneo, que las sutilezas de su lenguaje hacen posible abordar los aspectos más complejos del tiempo actual, pero la discordancia y la desorientación también forman parte de ese cajón de sastre en el que se ha convertido la poesía visual, incluyendo las modas pasajeras a las que está sometido el arte. Y Joan Casellas lo ha manifestado con sus «desacuerdos». ¿Falta, pues, una revisión a fondo de los términos para poder analizar uno de los capitales más importantes que nos ha dejado la vanguardia del siglo XX?
V
La poesía visual se ve amenazada y corre el riesgo de caer en otras interpretaciones, de salirse de las formas literarias debido a la «fatiga del papel» (utilizando el título de un artículo de Frédéric Devalay). Solamente cabe cuestionarse si esta disolución supondrá una nueva etapa con otro tipo de público o terminará como apéndice de aquello que se denomina el «gran arte». Y en esta encrucijada siempre habrá defensores y detractores de una u otra opción. Y yo apuesto por la poesía visual, por traspasar los límites que, a veces, se nos imponen desde algunos sectores extremadamente puristas. Y lo soy puesto que se atiende, sin que quepa duda, a esa doble naturaleza que Estrella de Diego ha señalado en su Poe(li)tical object: la temporal que nos habla de poesía y la espacial que nos remite a la obra artística.
Comentarios
Publicar un comentario